miércoles, 10 de junio de 2015

@Micro 17, "Los gentiles"

Todos lo sabían en el pueblo, nadie lo dudaba. Y, aun así, nadie hablaba de ello. Vivían como cualquier habitante, comían como cualquiera y tenían emociones como todos. Los mas altos podían llegar con mucha suerte a casi el metro, pero casi siempre eran menor a 50 centímetros. Pequeños humanos que vivían en las cavernas de este pueblo a veces eran vistos por la población.Dentro de estas cavernas albergaban un mundo prohibido para el humano promedio. Es por ello que solo algunos eran privilegiados de sus conocimientos y verdades.
Uno de los chamanes del pueblo, en un intento desesperado por hacer que lloviera, decidió ir en busca de los seres. Su pueblo era azotado por una fuerte sequía y ya muchos estaban emigrando hacia la costa y la urbanización.

La noche ya apremiaba, por lo que no tenia mucho tiempo para andar en los roquerios que ocultaban aquellos secretos. Varios murieron intentando encontrarse con alguno de ellos, por lo que sabía que debía tener precaución.
De pronto, su cuerpo se congeló. Sintió como sus pelos se erizaban al sentir que le jalaban sus ropajes por la espalda. Al darse vuelta, bajó la mirada y dos seres le sonreían. "Son ellos" pensó sin ninguna duda. Uno de estos le hizo un gesto para que los siguiera, por lo que asintió.
Caminaron y escalaron un largo trecho. "Verlos moverse era un deleite a la vista, se notaba que ellos conocían de hace décadas este pueblo... o incluso siglos."
Cuando llegaron a la entrada, la luz del sol no existía. Una gran luna llena iluminaba el roquerio y los seres, aun sonrientes, le indicaron que entrase. "Penumbras" era todo lo que el chamán veía. Ni un rayo de luz circundaba la entrada a aquella cueva, pero estaba muy seguro de que era mucho mas grande de lo que aparentaba.
De manera tortuosa, comenzó a descender por un largo camino de piedra hasta que lo vio. Un ser de ellos con una altura casi humana lo miraba. Sus ojos verdes reflejaban una historia, un deleite, un aroma, un sonido. Incorporándose y tosiendo, comenzó a acercársele. Con mucho temor le intentó decir "hola" pero el ser con una mano en su frente le respondió: "Hola a ti". Sintió sus palabras sonar en su cabeza. No era español, quéchua o aymara... pero él lo entendía.
- "Tu eres de una larga descendencia" le retumbó en su mente. "Y tu descendencia será mas extensa aún... quieres lluvia para tu pueblo siendo que siempre la has tenido... no te preocupes... la lluvia volverá a ti".- y sus pequeñas manos se juntaron con las del chamán. Una luz verde escapaba de los ojos y la boca del ser, iluminando todo el lugar. Un ligero temblor a sus pies y sus venas comenzaron a brillar de color verdoso. "No tengo miedo" pensaba mientras su cuerpo se ponía helado y tibio, temblaba pero tranquilamente, feliz y ansioso.

Para cuando despertó, la caverna estaba a oscuras. El ser no estaba pero si los que lo llevaron ahí. Le ayudaron a ponerse de pie y le indicaron la salida. Cuando alcanzaron la entrada, uno de ellos tomó su mano. La inspeccionó por ambos lados para soltarla y luego mirarlo a los ojos, sonriendo. "Cuenta... esto... a los tuyos...", le dijo el ser en un dialecto extraño. El chamán le agradeció y ellos así lo hicieron.
Su cabeza le daba vueltas por lo que decidió ir a la laguna mas cercana y mojarse la cara. Con los primeros rayos de luz del día, vio su reflejo en el agua. El color de sus ojos ya no era pardo sino de un profundo verde misterioso, idéntico al del ser.
Al llegar al pueblo, los pocos habitantes que quedaban lo recibieron. Todos le preguntaban si los vio, si habló con ellos, si traía agua, etc. El chamán los ignoró, decidido a escalar el cerro mas alto del pueblo y comenzar su danza.
Una hora después de acabada esta, una tormenta de maravillosa fortuna los mojó. Los niños reían, sus familias enteras se sentían vivas y la cosecha sería buena otra vez.
Descendió del cerro con abrazos y ofrendas de los habitantes, pero solo uno de ellos le preguntó: "¿Cómo se llamaban?", a lo que el chamán le responde: "Aun no lo sé, creo que nunca lo sabremos, pero si de algo estoy seguro amigo mío, es que son los seres mas gentiles que jamás veré en mi vida".