El gato era muy bonito. Lo acariciaban y mimaban; jugaban con él. Una de ellas dijo, "Si hüeón, ¡es muy bonito!", para luego tomarlo en brazos y gritar "¡Robémoslo!".
Mientras huía con el gato, este inexplicablemente comenzó a ladrar. Dejando el gato en el suelo, las niñas se miraron consternadas. Una de ellas se encontraba tan asustada que le mandó una certera patada, pero solo provocó que se rompiera su pie en tres partes. El gato era de metal, y ya no era un gato, era un grifo de color amarillo, de esos que usan los bomberos. El gatito había dejado de ladrar. Las tres niñas lloraban.
Mientras huía con el gato, este inexplicablemente comenzó a ladrar. Dejando el gato en el suelo, las niñas se miraron consternadas. Una de ellas se encontraba tan asustada que le mandó una certera patada, pero solo provocó que se rompiera su pie en tres partes. El gato era de metal, y ya no era un gato, era un grifo de color amarillo, de esos que usan los bomberos. El gatito había dejado de ladrar. Las tres niñas lloraban.