Macarena sentía el hedor de todos, hasta de ella misma. No era el sol esta vez, sino que el mismo calor que había dentro del supermercado, en donde se producía un asqueroso efecto invernadero haciendo llorar a cada uno de los poros de la piel.
Esta vez tuvo que empacar a la caja al frente de la fila, ahorrándose el pique a las cajas mas lejanas, en donde un caballero canoso de lentes y con, al parecer, indicios de demencia senil, increpaba a su cajero favorito, Camilo.
- ¿Y mis 4 pesos?–. El tipo ya se le veía rojo de ira, haciendo un enorme taco en la fila. Camilo lo miraba sin entender muy bien–. ¡Los 4 pesos que me faltan po', hüeón!
- ¿Disculpe? ¿Qué 4 pesos, caballero?–. Camilo aún mantenía la compostura. A pesar de que las miradas se agalopaban tras él, Macarena sentía que debía ayudar de alguna forma a su amigo cajero.
- ¡Mis 4 pesos po', hüeón! ¡Ladrón! ¡Eso es lo que tú eres, un ladrón!
Esta vez tuvo que empacar a la caja al frente de la fila, ahorrándose el pique a las cajas mas lejanas, en donde un caballero canoso de lentes y con, al parecer, indicios de demencia senil, increpaba a su cajero favorito, Camilo.
- ¿Y mis 4 pesos?–. El tipo ya se le veía rojo de ira, haciendo un enorme taco en la fila. Camilo lo miraba sin entender muy bien–. ¡Los 4 pesos que me faltan po', hüeón!
- ¿Disculpe? ¿Qué 4 pesos, caballero?–. Camilo aún mantenía la compostura. A pesar de que las miradas se agalopaban tras él, Macarena sentía que debía ayudar de alguna forma a su amigo cajero.
- ¡Mis 4 pesos po', hüeón! ¡Ladrón! ¡Eso es lo que tú eres, un ladrón!
- Tome caballero–. Macarena extendió su mano al viejo, mostrándole los 10 chuñentos pesos; los 10 pesos mas feos que le habían dado aquella tarde. El viejo miró indignado, dando un manotazo a Macarena y lanzando los 10 pesos al fondo del pasillo.
- ¡Voy a hacer que los echen, irrespetuosos de mierda!–. Camilo y Macarena se miraban con una gran sonrisa, mientras que en la fila de clientes algunos los apoyaban y otros no.
- ¡Voy a hacer que los echen, irrespetuosos de mierda!–. Camilo y Macarena se miraban con una gran sonrisa, mientras que en la fila de clientes algunos los apoyaban y otros no.
A la mañana siguiente, vino la hora de la lectura de reclamos. Digna de una anotación negativa del colegio, el extenso reclamo se extendía por casi 1 plana entera con lapicera roja. El viejo en verdad se había enojado. Dicho esto, el jefe mostró una noticia perturbadora.
"Sujeto muere aplastado por enorme cartel de publicidad fuera de supermercado". Tanto Camilo como Macarena, respiraron aliviados y victoriosos.
"Sujeto muere aplastado por enorme cartel de publicidad fuera de supermercado". Tanto Camilo como Macarena, respiraron aliviados y victoriosos.