"Lo había comprado hace dos días. Era un anillo hermoso. Me costó casi 3 años juntar la plata. Y justo ayer le había pedido matrimonio. Estábamos tan felices...
Llegué a la puerta de mi casa y vi un charco de sangre que se extendía hasta la cocina. Lo rodeé mientras me afirmaba de las paredes, sin entender lo que había pasado, hasta llegar al origen.
El monstruo me devolvió la mirada apenas me asomé a la cocina. Un león de color verde masticaba un brazo, luego de haber dejado a medio terminar un cuerpo totalmente destrozado. Mis ojos se abrieron al ver el brazo que mascaba... Tenía el anillo puesto.
Mi esposa... Mi futura esposa... Mi amiga... Era comida por un león de color verde.
Me desnudé y sin pensar en la diferencia de fuerza, me abalancé sobre la bestia. Logré golpearlo con un certero puño en la cara, junto con todo el peso de mi cuerpo. El animal salió a través de la puerta de la cocina a una velocidad increíble, atravesando murallas y casas aledañas hasta un punto en que lo perdí de vista. Perplejo y con el puño aún apretado, bajé la mirada percatándome de mis pies húmedos por la sangre de mi esposa; estaba de pie sobre lo que parecía su vagina con el período. De inmediato salté a un costado y sollocé por ella de rodillas y en silencio.
Una luz me cegó, y salí disparado fuera de la cocina. El león había vuelto con una bazuca, la que disparó justo donde estaban los restos de mi esposa. Logré incorporarme envuelto en sangre mía o de ella, no podría saberlo, limpiándome la cara con mi antebrazo para poder ver a la bestia a los ojos. Su enojo era evidente, su rujido enorme y su hambre insaciable. Luchamos por mas de 3 días sin parar, destruyendo la ciudad entera. Cuando logré aturdir a la bestia, aplasté el cuerpo de mi enemigo en un moledor de autos y puse fin a la carnicería.
Desnudo, bajo el sol y luego de haber apretado el botón de "Stop" de la máquina, me desmayé y caí a la áspera y polvorienta tierra de aquel vertedero de autos."
Samuel era un inquilino de un reconocido hospital siquiátrico de la ciudad. Este fue su testimonio cuando se le interrogó porque había asesinado a su esposa. Samuel fue condenado a cadena perpetua.