domingo, 27 de septiembre de 2015

@Micro 46, "La mesa" *

Tal como estaba planeado, Diego se sentó en el sillón al frente de la ventana. Mientras tanto, Eduardo pretendía que se demoraba en vestirse. Le comentaba a Diego sobre las peripecias de la noche anterior, hablando sobre la calidad de las mujeres y los estupefacientes consumidos. 
Un curioso Diego observaba la mesa con fotografías del recuerdo, donde yacían las imágenes familiares y la antigua mascota de Eduardo. 

- ¿Estos son tus viejos?
–preguntó Diego mientras sostenía una de las fotos enmarcadas. Eduardo sal de su pieza con las manos en su espalda
.
Ah, si –Eduardo se acercó hasta Diego, quitándole la fotografía de sus manos.– Son mis padres hubo una extraña pausa mientras Eduardo sostenía la imagen. Mirando a Diego a sus ojos, continuó.
- Es que esta es... la mesa de los asesinados
–la reacción de Diego no se hizo esperar. Su mueca  de intriga cambió a la burla, y de la burla a la preocupación, mirando la mano de su amigo que seguía en su espalda.
- Tranquilo, hüeón
dijo Eduardo dando una carcajada, intentando disminuir la tensión antes de cambiar la expresión en su rostro– No te dolerá nada.

La oculta hacha de mano que traía Eduardo se incrustó en el cráneo del joven Diego. La sangre brotó por su cien mientras forcejaba sin éxito. Eduardo quitó el hacha a medio clavar, la tomó a dos manos y gritó.

Al día siguiente, Felipe había llegado a la casa a buscar su bicicleta, sentándose en el mismo sillón en el que alguna vez estuvo Diego.
- Oye, hüéon
–dijo Felipe a Eduardo conteniendo su risa– ¿Porqué chucha tenis' una foto del Diego? 

- Ah... respondió Eduardo desde su pieza, mientras volvía a afilar la pequeña hacha en su clóset– Es talla interna amiguito, ¿te la cuento?