"Qué paja", pensó Ronald, vistiéndose para ir de cacería a la helada noche costera. Mucha fiesta le estaba pasando la cuenta, pero no por sus problemas hepáticos ya diagnosticados o sus problemas pulmonares producto del cigarro, sino que la bohemia monótona lo afectaba anímicamente.
Esta noche, tendría una cita con Alejandra, con la cuál era lo mas probable que subieran un nivel más en su relación."Oh... Ese capítulo es re bueno... Ya, pico", dijo Ronald cuando apagó la televisión, donde daban uno de los mejores capítulos de Dragon Ball Z en el único canal que veía. Luego, tomó sus llaves y encendió el auto, saliendo a la medianoche hacia la disco.
Esta noche, tendría una cita con Alejandra, con la cuál era lo mas probable que subieran un nivel más en su relación."Oh... Ese capítulo es re bueno... Ya, pico", dijo Ronald cuando apagó la televisión, donde daban uno de los mejores capítulos de Dragon Ball Z en el único canal que veía. Luego, tomó sus llaves y encendió el auto, saliendo a la medianoche hacia la disco.
Una vez dentro, encontró a sus amigos que le ofrecieron un vaso clásico de la noche: whisky con redbull. Al cabo de un rato, Ronald encontró a Alejandra y tres amigas, formando un maravilloso 1 vs 1 para tod@s. Para su mala suerte, todas eran iguales a ella. Altas, delgadas, rubias, millonarias... Ronald estaba cansado de aquello, pero decidió hacer uso de todo su protocolo una vez más, iniciando la clásica terapia nocturna.
No funcionó. Alejandra le dijo que nunca lo vio como más que un amigo y terminó yéndose con otra persona. Solo una de sus amigas quedó sola, pero Ronald no tenía interés en ella. Cuando ya eran las 5 de la mañana, la ebria amiga de Alejandra se acerca a Ronald, quién estaba en el mismo estado etílico. Se sienta en la barra y bebe un corto de su mojito, mientras la música electrónica sigue fuerte retumbando en su cerebro. Le dice algo que él no alcanza a escuchar, por lo que se ponen muy cerca uno del otro.
- ¡Te preguntaba si... Cachai' a Freezer! –gritó desde la barra, sin dejar el vaso.
- ¡¿Freezer?! –respondió extrañado a la mujer.– ¡¿Es un trago?!.
- ¡No po', hüeón! –la amiga bebe un largo sorbo antes de continuar.– Es el demonio del frío que se pitió' el planeta de Picoro... ¿¡Cachai' Dragon Ball o no!?.
De pronto, una luz se iluminó en el cielo de Ronald. La madrugada había empezado de manera maravillosa.