viernes, 4 de septiembre de 2015

@Mentiras en el trabajo 7, "¡Suspendido!".

"¿Alcanzaré?", pensaba mientras corría en dirección a la pega. Quedaban dos minutos para entrar y aun me faltaban varias cuadras. El codiciado más tarde no lo pude pedir (media hora extra para llegar), salí demasiado apresurado del café.
En el camino me encontré con Sebastián, quién estaba con la mirada fija en el cielo, observando algunas nubes que ya empezaban a cambiar de color producto del atardecer de las 19 hrs.
- ¡Buena, hüeón!... ¿Seba?.- le pregunté mientras él me dejaba con la mano alzada. Lo miré extrañado, lo saludé al frente de sus ojos pero no hubo caso. Me quedaba un minuto, por lo que le dí una patada en el culo y entré raudo al super.
Mi sorpresa aumentó al observar a todos detenidos, todos observando el cielo... todos. Desde los mismos funcionarios hasta la clientela. Desde el gerente hasta mis compañeros. Absolutamente todos absortos en las tonalidades del cielo. Por mas que trataba de observarlos, no me pegaba tanto como ellos.
Eran las 19:35 cuando yo ya estaba empacando a personas congeladas en cada una de las cajas, empujando a mis compañeros que estaban como piedra mirando las nubes y presionando las teclas que las cajeras no habían tocado para sacar la boleta. Hice eso en todas las cajas, nadie me detuvo.
Ya para cuando eran las 20:00 hrs me estaba aburriendo, por lo que me desnudé de pies a cabeza y me coloqué la camisa negra de piqué de la coordinadora que estaba allí, además de su credencial.
Me subí a una caja y comencé a bailar al son de la tediosa música de supermercado. La credencial danzaba en mi plexo solar, la pechera me quedaba muy holgada... ¡me sentía delgado!. Sin esperar que esto les llamase la atención, proseguí con mi danza hasta que todo volvió a la normalidad.
Así es, todos comenzaron a moverse, todos caminaron, las cajeras teclearon y los guardias observaban al único imbécil desnudo sobre la caja.
Para mi suerte, esa misma noche, el hecho de estar desnudo, defecar y sustraer unas cuantas botellas de vino en el mismo supermercado pasó desapercibido. Caso contrario fue la credencial y la camisa negra de la coordinadora; me suspendieron esa misma noche.