Era el apogeo del turno de las 12. El calor del verano impregnaba los cuerpos sudorosos de todos los empaques, esto producto del fuerte sol que azotaba sus espaldas. El pantalón negro, la polera de algodón blanca y la roja perchera se sumaban para acrecentar el nuesni y la sopa en todo el cuerpo. En la caja 13 se encontraba Sebastián, quién anonadado por el calor trataba de contar las sudadas monedas de sus bolsillos; además, tenía la manía de meter las bolsas chicas en la funda de las bolsas grandes solo por fastidiar a sus compañeros. Para su pesar, no había compañeros a quienes fastidiar. Todos estaban de manera fija, esparcidos por las cajas empacando a incontables personas que a esa hora atiborraban el supermercado.
Sebastián perdió la motivación de empacar al ver el temido mensaje en la pantalla de la caja, "Artículo no encontrado", bloqueándola de inmediato y tener que esperar a una supervisora que viniese en auxilio. "Mierda", pensó mientras la insignificante luz de la caja se encendía esperando por respuesta.
Sebastián perdió la motivación de empacar al ver el temido mensaje en la pantalla de la caja, "Artículo no encontrado", bloqueándola de inmediato y tener que esperar a una supervisora que viniese en auxilio. "Mierda", pensó mientras la insignificante luz de la caja se encendía esperando por respuesta.
En este momento la caja se apagó y junto con ello todas las demás. No había sido un corte de luz sino que algo ajeno al supermercado. La porquería de música fue cambiada por un sonido de estática muy fuerte, mientras que las cajas emitían su clásico pitido como si pasaran cientos de códigos al mismo tiempo. Sebastián contemplaba como se silenció el supermercado al ver que en las pantallas de cada una de las cajas, un extraño ser hablaba con un críptico mensaje, "Nnrs... dpptznbdb...m0m... gfmjqfdpñkfññj... Nnrs... dbubnjmg... m0m".
Esto se repitió por varios minutos; mientras algunos entraron en pánico y otros reían, todo volvió a la normalidad. Para suerte de Sebastián, la transmisión había desbloqueado la caja, por lo que su motivación volvió... hasta que tuvo que rotar en la caja mas temida de todas, la 1.
Al momento de llegar, no había ningún cajero en la caja. Tan solo existía una gran mancha humeante en la horrible silla, dando cuentas de que en algún momento hubo alguien allí. Levantando la mirada, Sebastían vio el mensaje en la caja como una burla, "Para continuar, cierre la gaveta".
Al momento de llegar, no había ningún cajero en la caja. Tan solo existía una gran mancha humeante en la horrible silla, dando cuentas de que en algún momento hubo alguien allí. Levantando la mirada, Sebastían vio el mensaje en la caja como una burla, "Para continuar, cierre la gaveta".
- ¡Aaaah!, pico con esta hüea–buscando con la mirada al coordinador de turno, Leonardo– Oye Leo...¡Leooo!, ¿me puedo ir?.
- No– le respondió tajantemente Leonardo ajustando sus lentes, quién iba a buscar mas bolsas para las cajas.
Frustrado, Sebastían se apoyo en la caja a observar la hora, recién eran las 12:30.