El viento... ¡Oh el viento!. Las motas de pelo ya estaban tan grandes que, con la mas ligera brisa estas bailaban con el aire. No había soplido que no disfrutara.
El suelo... ¡Oh el suelo!. Corro descalzo todos los días siguiendo lo que parece una interminable juerga con mis amigos de la calle.
La comida...¡Oh la comida!. Siempre dicen que es un manjar... aunque ya no recuerdo si he probado eso o no, pero la que como siempre me encanta.
El agua... ¡Oh el agua!. ¿Quién hubiese pensado que eso me refrescaría tanto?.
Mi dueña... ¡Oh mi dueña!. ¿Cómo no quererla? Siempre la sigo y la seguiré hasta que no pueda hacerlo. Me cae tan bien...
Ya es tarde... dormiré un poco.