El asfalto es como una marea, viene y va dependiendo de adonde te estés encaminando y nunca parece terminar. Sobre ella caminan todos los animales de distintas tribus y linajes... caminan de la misma forma, con sueños, con anhelos... con deseos.
Sin armas ni trucos, atravieso la jungla que se cierne sobre mí. Solo con mis frías manos y dos mitones abrigándolas, me escabulló a algún lugar para escribir esto en mi cuaderno. De pronto, un amigable perro se acerca, casi obligándome a que le haga cariño. Al hacerlo se demostró contento, posando sus patas con barro sobre mi cuaderno.
Alejándose, me quedé mirando sus pisadas y lo sucia que quedó la hoja, percatándome de una sola cosa: todos estamos embarrados en esto y todos luchan todos los días para dejar el pantano.