viernes, 14 de octubre de 2016

@Micro 110, "Interrumpir"



Se fundían y deshacían, en cada instante repentino y eterno que los labios volvían a unirse. El tiempo parecía detenerse con cada roce de sus lenguas; el aroma del cigarro nocturno y el alcohol bebido infundían un palpable placer que se manifestaba en sus manos, recorriendo cada rincón y centímetro de sus desnudos cuerpos. La tenue luz de las calles daba la cuota justa de iluminación cuando él la tomaba por la cintura, bajando y subiendo por el centro de su cuerpo, saboreando a su prometida como si fuera la primera y última vez. Cada gemido que brotaba era como las flores en primavera, bañando de belleza cada una de sus extremidades, las que se retorcían de nerviosismo e incontrolables deseos por tenerlo más cerca aún. 
      - Hijo, has visto los calzones de tu mad… –el cuerpo de ambos amantes se paralizó al encenderse la luz de la pieza.– ¡Benjamín! ¡Qué estai’ haciendo, güeón!
      - El amor, padre. Hago el amor –aseguró tajantemente Benjamín, semi desnudo e intimidando a su padre con la mirada.
Benjamín no pudo terminar de hacer el amor esa noche ni en varios meses después de aquel incidente, gracias a su conservador y amargo padre.