Eran las 11:15 y era el momento de tomar. Salimos de la sala y nos fuimos directo a los cubículos del baño. Por debajo de estos, nos pasábamos el ron blanco y el dorado, cada uno tomando tapitas en esos quince minutos de paz.
- Te vendo los dos en 5 mil pesos– me decía mi compañero, un tanto angustiado.
- Te vendo los dos en 5 mil pesos– me decía mi compañero, un tanto angustiado.
- No me gusta el blanco, pero...– hice una pausa mientras mis nalgas estaban posadas en la fría tapa del water.– Te podría comprar el dorado en 1500, ¿te parece?
Ese mismo día, en la noche, tomé una mala decisión. Me bebí toda la maldita bolleta de ron. Toda.
Siendo las 7am, me desperté con una resaca terrible. Debía ir a clases y mi madre me despertaba diciendo que me apurara. Ante el nefasto dolor que tenía tan solo atiné a gruñir y decirle, "No puedo... Creo que tengo fiebre".
Mi aspecto a esa hora era tan horrible que por suerte me creyeron, dándome unas bellas horas para seguir durmiendo y poder estar bien para ir a clases... en la tarde.Ese mismo día, en la noche, tomé una mala decisión. Me bebí toda la maldita bolleta de ron. Toda.
Siendo las 7am, me desperté con una resaca terrible. Debía ir a clases y mi madre me despertaba diciendo que me apurara. Ante el nefasto dolor que tenía tan solo atiné a gruñir y decirle, "No puedo... Creo que tengo fiebre".