Danilo llevaba meses aguantándose las ganas de dormir con Valentina, su novia. Habían estado juntos de diversas formas pero, como los padres de ambos eran muy estrictos en cuanto a los horarios, aún no podía despertar con ella.
La noche antes del fin de semana largo, sus padres le avisaron que irían a Montañita en Uruguay, por lo que llamó a Valentina para decirle que hoy era la noche, su noche.
No pasó nada. Absolutamente nada. Valentina no quizo entregarle su virginidad y un frustrado Danilo se dió la media vuelta y se durmió. Despertó a la mañana siguiente... Con el miembro como mástil de barco.
- Vale, en serio –le insistía Danilo mientras levantaba la sábana.– Te prometo que con esto te voy a dar el mejor placer de toda tu vida, que ningún otro hüeón jamás podrá. Te lo juro.
- Ay, Danilo –una dormida Valentina gruñía en la cama, sin abrir los ojos.– Córtala, porfa, hasta cuando me vai' a seguir... Danilo... No... Danilo, para... Enserio, Danilo... Ay... Ay... ¡Ay, Danilo!...
Pero Danilo no tuvo piedad. Todas los meses de amor acumulados no hicieron más que convertirlo en una bestia digna del chacal de Alto Hospicio, dándole sin parar a su novia quién no hacía más que gritar que parara. Pero no, Danilo no se detuvo, y a pesar de las advertencias de Valentina, siguió y siguió...
- ¡Que hüeá, Vale! ¡¡Amor, que te pasa!! –su novia estaba temblando, pero gimiendo. Valentina se había orinado, cagado y reglado al mismo tiempo. El orgasmo de su amada causó estragos en las verdes sábanas de Danilo, quién sacó su lacio miembro del cuerpo de su novia para añadir aún más colores al tétrico campo de arcoíris que yacía bajo sus piernas.
- Amarillo, rojo, verde, café, blanco... ¡Vale, hemos creado arte! –Valentina bajó la mirada del techo y observó lo que le indicaba Danilo. "Es hermoso", musitó antes de besar a su novio. Ambos se abrazaron en medio del nefasto espectáculo. Danilo y Valentina se querían más que nunca.
La noche antes del fin de semana largo, sus padres le avisaron que irían a Montañita en Uruguay, por lo que llamó a Valentina para decirle que hoy era la noche, su noche.
No pasó nada. Absolutamente nada. Valentina no quizo entregarle su virginidad y un frustrado Danilo se dió la media vuelta y se durmió. Despertó a la mañana siguiente... Con el miembro como mástil de barco.
- Vale, en serio –le insistía Danilo mientras levantaba la sábana.– Te prometo que con esto te voy a dar el mejor placer de toda tu vida, que ningún otro hüeón jamás podrá. Te lo juro.
- Ay, Danilo –una dormida Valentina gruñía en la cama, sin abrir los ojos.– Córtala, porfa, hasta cuando me vai' a seguir... Danilo... No... Danilo, para... Enserio, Danilo... Ay... Ay... ¡Ay, Danilo!...
Pero Danilo no tuvo piedad. Todas los meses de amor acumulados no hicieron más que convertirlo en una bestia digna del chacal de Alto Hospicio, dándole sin parar a su novia quién no hacía más que gritar que parara. Pero no, Danilo no se detuvo, y a pesar de las advertencias de Valentina, siguió y siguió...
- ¡Que hüeá, Vale! ¡¡Amor, que te pasa!! –su novia estaba temblando, pero gimiendo. Valentina se había orinado, cagado y reglado al mismo tiempo. El orgasmo de su amada causó estragos en las verdes sábanas de Danilo, quién sacó su lacio miembro del cuerpo de su novia para añadir aún más colores al tétrico campo de arcoíris que yacía bajo sus piernas.
- Amarillo, rojo, verde, café, blanco... ¡Vale, hemos creado arte! –Valentina bajó la mirada del techo y observó lo que le indicaba Danilo. "Es hermoso", musitó antes de besar a su novio. Ambos se abrazaron en medio del nefasto espectáculo. Danilo y Valentina se querían más que nunca.