Cuando Elliot se subió a la moto de su amigo Bryan, no pudo evitar recordar la anterior y primera vez que había montado una. La velocidad, el viento y la posibilidad de caerte y morir no es algo menor, la que aumentaba por no usar el casco de seguridad.
- ¡Avísame si vienen los pacos!–vociferaba Bryan mientras la moto partía por el camino mas largo, algo que Elliot no comprendió muy bien.
- ¡Pero si podiamos salir por el otro camino pa' hacerla mas corta!.–le respondía su amigo desde atrás.
- ¡Avísame si vienen los pacos!–vociferaba Bryan mientras la moto partía por el camino mas largo, algo que Elliot no comprendió muy bien.
- ¡Pero si podiamos salir por el otro camino pa' hacerla mas corta!.–le respondía su amigo desde atrás.
- ¡Oh verdad! ¡Fue nomás!–el viento se colaba por la ropa de Elliot, triplicando el frío que ya tenía.
- ¡¿Cuánto es el parte por no usar casco?!–gritaba Elliot con los ojos cerrados. El temor a matarse era real.
- ¡Nose, hüeón! ¡Pero se lo dan al que no lleva casco!–Bryan hizo una pausa mientras pasaba sobre el lomo de toro.– ¡Mira si vienen los pacos, hüeón!
- ¡¿Cuánto es el parte por no usar casco?!–gritaba Elliot con los ojos cerrados. El temor a matarse era real.
- ¡Nose, hüeón! ¡Pero se lo dan al que no lleva casco!–Bryan hizo una pausa mientras pasaba sobre el lomo de toro.– ¡Mira si vienen los pacos, hüeón!
A pesar de las reiteradas advertencias de Bryan a su amigo Elliot, el caos se apoderó de la silenciosa calle de la villa. La señora que estaba cruzando justo al frente de ellos salió despedida a la vereda, ocasionando un atropello de proporciones dignas de alguna página de videos de muerte.
Las bolsas de la señora salieron volando, Bryan dió un giro en 360 grados chocando de lleno contra una palmera, mientras que la moto se incrustó en un pila de bolsas de basura, aún con el motor andando. Elliot, por otro lado, que no tenía casco, ropa adecuada ni experiencia en moto, hizo exactamente lo mismo que su cerebro le ordenó la primera y anterior vez que había montado una: correr, correr y correr.
- ¡Oye!–gritaba Bryan. Su voz se hacía cada vez mas lejana.– ¡Elliot, culiao! ¡¡Ven a ayudarme!!–por azares del destino, Elliot había quedado sin rasguño alguno. En ese momento él no lo sabía, pero metros más allá, debajo de uno de los postes sin luz, el temerario y loco Baxter sonreía mientras miraba al loco alejarse, pensando en que él era uno de los elegidos para su malévolo plan, "Es el hijoputa que necesito".
Las bolsas de la señora salieron volando, Bryan dió un giro en 360 grados chocando de lleno contra una palmera, mientras que la moto se incrustó en un pila de bolsas de basura, aún con el motor andando. Elliot, por otro lado, que no tenía casco, ropa adecuada ni experiencia en moto, hizo exactamente lo mismo que su cerebro le ordenó la primera y anterior vez que había montado una: correr, correr y correr.
- ¡Oye!–gritaba Bryan. Su voz se hacía cada vez mas lejana.– ¡Elliot, culiao! ¡¡Ven a ayudarme!!–por azares del destino, Elliot había quedado sin rasguño alguno. En ese momento él no lo sabía, pero metros más allá, debajo de uno de los postes sin luz, el temerario y loco Baxter sonreía mientras miraba al loco alejarse, pensando en que él era uno de los elegidos para su malévolo plan, "Es el hijoputa que necesito".
Mientras la señora seguía inconsciente en el suelo, Bryan se incorporó dificultosamente. Cojeando de un pie se acercó a su moto y apagó el motor. Observó a su alrededor si es que alguien los había visto, respirando aliviado una vez que dejó, según él, la solitaria calle de la villa.