jueves, 23 de septiembre de 2021

Yerro Craso

Ya casi terminando de morder su copa 34 B, mi mente me traicionó, como siempre, en el momento menos oportuno.

        Recuerdos de la canción de Wendy Sulca, “La Tetita” y el “violador de Reñaca” entrevistado por Carlos Pinto, “loh pesho” bastaron para que la carcajada estallara en mi mente. “Perdón pero tengo que ir al baño. La hago mega corta enserio”, dije a su decepcionada cara. 

        Llené el lavamanos lo suficiente. Hundí mi cara bajo el agua y reí a carcajadas en un ataque de risa explosivo y burbujeante. Quería hacerlo pero sin que ella lo notara; no funcionó.  Creí haberme demorado poco pero al salir del baño, ella ya no estaba.

        Abrí las cortinas. El centro de la ciudad con sus departamentos, autos, bocinazos y gama de colores grises era justo lo que necesitaba. Acerqué una silla al diminuto balcón y me puse a fumar los cigarros que había comprado por ella; 18 cigarros quedaban.

        Me senté con la pierna cruzada sobre la derecha. Mi parte íntima se apretujaba por la presión y el pegoteado sudor. La nicotina tenía un ácido sabor esa mañana de lunes. Las cenizas caían sobre mi desnudo cuerpo sedentario.

Era otro lunes en solitario. Cesante. Cansado.

Augurio para una semana perfecta.



































































































...


“¿Siquiera hubo una mujer en esta cama?”, pensó el protagonista, silenciándose a sí mismo de que su pensamiento fuera solo escuchado por él. Pero conmigo, nada a está a salvo. “¿Quién estaba aquí ayer?”“¿Quién… soy?”.

El protagonista no soportó la caída del octavo piso.