jueves, 22 de septiembre de 2016

@Micro 101, "Los Ojos"



Todos habían notado algo raro en el comportamiento de Jesús desde que llegó al trabajo. Siempre era puntual y tenía una facha impecable, pero esa mañana se veía demacrado y preocupado. Al salir de la reunión matutina, tomó a Rodrigo por el brazo y se sinceró con él, fumando un tembloroso cigarro siendo que él jamás fuma.
         - No sé qué es lo que pasó, Rodrigo –dijo mirando hacia la nada.– Ya no podía ver nada como antes. Mi vista se empezó a nublar desde que salí de la ducha. Empecé a secretar un extraño líquido por mis ojos… ¡No dejaba de salir!
      - Oye, espera –respondió Rodrigo, dejando caer su mirada en sus ojos, los que no se veían para nada mal.– ¿Te tomaste algún remedio o…
      - ¡Nada! –exclamó volvía a tomar por el brazo a Rodrigo, esta vez apretando más de la cuenta.– Se me empezó a pasar cuando me mire al espejo. Vi como las secreciones volvían a mis ojos solas, como retrocediendo en el tiempo… ¡Lo juro! No podía creerlo y me refregué los ojos pensando en que era producto del sueño, pero no. ¡Los colores de siempre ya no los veo! ¡Veo otras cosas!
      - Mmh… –Rodrigo hizo una pausa mientras le quitaba el cigarro de sus manos, el que estaba con casi la mitad hecho cenizas.– Entonces, ¿ya no estás viendo en el espectro visual humano? ¿Eso me quieres decir?
     - ¡Si! –gritó Jesús, formando una sonrisa en su cara.– Veo colores que jamás había visto… Cosas que… No deberían estar allí… Los colores son desconocidos para mí, no te los podría ni siquiera explicar… Son maravillosos, pero no entiendo por qué ni cómo… ¡Oh, gracias por el café! Mira, ¡si hasta el café ya no lo veo café! Por la mierda…
El sollozo de Jesús se vio apaciguado por el humeante café de su compañero de trabajo, quién siguió oyendo hasta que el joven hombre de 23 años se desplomó en el suelo frente a él. Rodrigo sacó el walkie talkie del trabajo y avisó a control: “Experimento exitoso. Vengan a retirarlo. Patio central”.