- Cólocalo dentro del papel, me cansa oírlo.- le dijo con tono asqueado
- Lo sé, lo sé. A veces pareciera que no te gusta en lo absoluto
- Creéme, vá mucho mas allá de eso. Es solo que, a veces, deberia quedarse dentro de él, y no fuera. Además, cuando tu lo usas pareciera mas molesto de lo normal.- mientras cerraba la puerta a sus espaldas.
La habitación respiraba los fotones de luz que entraban por el entretecho. Miró hacia el este, y el sol le achicaba sus ojos cuando lo observaba.
- "Sí... pero cada vez que lo uso, lo hago sabiamente".- mencionó para sus adentros mientras lo introducía dentro del papel.
Horas después, volvió a su casa, riendo y llamandolo en voz alta.
"Que pasó ahora?".- se preguntó extrañado al oír los estrepitosos pasos subiendo la escalera.
En un segundo la puerta cayó de bruces y su figura se imponía en la entrada.
- He llegado, tienes mas papel?.- le pregunta perturbadormente tranquilo.
- Sí... creo que aún queda un poco... en verdad necesitas?"
- Lo necesito... sólo un poco.
Prosiguió a llenarse de él, atiborrándose los bolsillos, no le quedó otra elección mas que cederle todo. No quería otra discusión en el día. Solo deseaba que fuese de noche para descansar y tener una excusa para volver al final del arcoiris.
Una vez que terminó, se dirigió rápidamente hacia la entrada, dando un último aviso.
- Ah!, se me olvidaba, toma!.- lanzándole a los pies una espada.
- ¿Y esto?
- Eso, es algo que debes saber usar. En verdad crees que esto te saldría fácil? Vamos... tu sabes pelear.- le dijo mientras bajaba las escaleras.
La brisa de confianza se coló por la ventana, fluía y se desplazaba, se movía dentro de la habitación... él sentía el movimiento.
- Genial, espero que no se oxide.